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Escritos rosas
- bajovientre
- 20 nov 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 ago 2021
Zagales, la gitana asoma el cuello /
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Apunte 3 o 4.
Aún no logro el compromiso que deseo. Pienso en el dibujo. Dibujar 1 dibujo diario. Sin descanso. Pero no lo hago. Lo haré cuando termine el cuadro. Todo en el estaba mal pero igual me divertía y eché a andar. Se resistía. Es más, llegué a aceptar burlonamente el fracaso. Casi lo hice sin pensarlo. "Si lo saco será muy reconfortante" fue el comentario que solté hablando del cuadro. Aquello era un amasijo inconexo. Inconexo para mal. No había por donde verlo. No había algo que mirar. Cada elemento entorpecía el resto y sencillamente el cuadro no llegaba ni dejaba intuir alguna posibilidad real. Anecdótico. Bah. Parecía un boceto pretencioso de alguien que pretende y no…
"Virtual Diva" de Don Omar o el espectro sexual de una episteme desvelada.
Empezaré por decir lo obvio. Por costumbre ya. Es necesario pasar por eso, lo siento. El reggaetón es el género musical que tomó por Objeto la visión psicoanalítica de la sexualidad. Es la mayor erección que pudo haber tenido (suponiendo que pudiera) el falo de Lacan. El género de la visión masculina que ha dominado la construcción de cuerpos binarios (¿y quizá ese paradigma sólo pueda darse desde la masculinidad?). Anécdota: hay estudios que se enfocaron en la relación del reggaetón con el puterío y la misoginia (de verdad, existen, hay un artículo que, traducido, se titula “¿Letra literal? Los efectos del sexo, la violencia y la…
A veces parezco un desgraciao pero en realidad soy majo
Besicos a mi peña
B|.z
Mirada vegetal o la muerte de la sensualidad.
No es ningún secreto, más bien es vergonzosamente evidente que hemos alcanzado una especie de carácter vegetal, que nos hemos vistos obligados a rellenar con estupidez cuanto perdimos de sagrado y espiritual. Y era enorme aquel pozo. Aclaro que pongo el acento en el conjunto que somos, nada tiene que ver aquí vuestra individualidad, tan íntima como es. Es coña, ni lo creo ni lo sé. No la quisiera ni tocar pero si hablara de eso igualmente no saldría bien parada. Empezando por la mía, con sinceridad. Que hablamos sin parar es obvio, tanto como que carecemos de la fuerza mínima para la angustiosa experiencia de lidiar con los martillazos del sentir…
Dios se desliza a hurtadillas por el Ojo del Diablo.
¿Kién eres?
Tu compadre, otra carroña. ¿Tienes la vista dispersa? Vaya greñas,
mírate, del cráneo te cuelgan invisibles partículas de terror que ahora se esparcen por el aire, como en antiguas leyendas de copas envenenadas
servidas con una desesperación dulce, roídas al fuego de alguna amargura
fiestera...
B|.z